sábado, 14 de agosto de 2010

Pesadilla de un canario

Un canario de doradas plumas

Que enjaulado, sus días ve pasar

Con afán, cada día, mueve las alas

Por la simple añoranza de libertad


Cautivo y libre, feliz y acongojado

Porque aunque nadie lo obliga

Aún se encuentra encerrado

Su deber y amor, jamás olvida


Y aunque la puerta esté abierta

Nunca se atreverá a volar;

Porque años de esta tonta rutina

Sus ojos han llorado ya


En el corazón el alma grita con fuerza

“Moriré si no lo hago, me debo liberar”

Más sin embargo, el corazón lo ataja

Diciendo, “La jaula debes de amar”


Y los años no pasan en vano

Como se suele decir

Y al fin fue libre el pajarillo

Cuando pudo dormir

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